Tuesday, October 6, 2015

"Heart Of A Dog": El nuevo documental de Laurie Anderson.

Por
Javier Mitchell
Trailer
Reflexiones filosóficas, principios tibetanos, imágenes de infancia, obras pictóricas y por supuesto, música, componen “Heart of a Dog” (“El Corazón de un Perro”), el ensayo fílmico con el que la gran artista multidisciplinaria Laurie Anderson concurrió al Festival de Venecia, donde compitió por en León de Oro. Su película, que fue muy bien recibida por el público, está "inspirada" por la fuerza de Lou Reed. También acaba de presentarla en el Festival de San Sebastián.

La muerte es uno de los temas del film. “Es mi historia, es tu historia, la historia de cualquiera de nosotros”, puntualiza Laurie Anderson. “La muerte sigue siendo un curioso tabú. En América hay una obsesión por controlar el dolor, por hacerlo desaparecer. Es lo que llamaríamos el ‘‘American Way of Death’’, sostiene Anderson. “Los americanos preferimos pensar que es mejor no sentir nada”. La película funciona como reacción a esa anestesia, como lo fue “Farewell to Lou Reed”, la carta pública que escribió, a tumba abierta, al que fuera su compañero sentimental durante veinte años. Suponemos que la tentación fue enorme, pero el nombre del cantante de la Velvet Underground no se menciona ni una sola vez en la película. Por el contrario, el catalizador de las reflexiones, entre metafísicas y prosaicas, de Anderson, es su perra Lolabelle, que murió antes que su marido.

Porque parece que uno de los motores de Anderson a la hora de volver a hacer un trabajo cinematográfico parece haber sido la reciente desaparición de su compañero de vida, Lou Reed, cuyo espíritu impregna momentos de este documental de sensaciones, que esquiva la idea de contar para sugerir, inspirar y evocar. “El espíritu de Lou atraviesa toda la película. Con Lou hablábamos durante horas, sobre todo de sus miedos. Me acompañó durante parte del proceso, intervino como actor”, explicó Anderson. “Lou fue mi mejor amigo”.

A la estética, que es un ingrediente fundamental de su obra, la siempre experimental Laurie Anderson añade a "Heart Of A Dog" poesía y filosofía, en un documental que, a modo de un diario íntimo, recoge diversos elementos, la entrañable figura de su perra Lolabelle, el poder evocador de la memoria, la música, las dificultades para expresarse y la convivencia con la idea de la muerte.

“Es una película sobre el amor”, destaca la artista de 68 años. Su particular voz, a modo de narrador, acompaña con sus reflexiones al espectador, a quien desafía visualmente con diversos filtros, tanto reales como imaginarios. “Ésta es una película sobre las historias y sobre cómo funcionan. No es una película sobre mí, aunque he usado algunas historias mías: es sobre cómo hablamos de historias”. Aunque la lectura sea universal, el film se construye con referencias personales como el accidente que sufrió de pequeña y casi la deja postrada de por vida, la muerte de su perra, la de su madre o el suicidio de un amigo cercano.

“Heart Of A Dog” busca de la complicidad del espectador apartándose de la narrativa tradicional.  “La película arranca con mi perro y después intento describir qué es la muerte, y por tanto la vida, y por eso encadeno historias. No tienen por qué tener sentido narrativo, pero sí emocional. De ahí que pase a mi infancia y que reflexione sobre cómo los recuerdos impregnan y alteran los hechos pasados. A veces se nos olvida que la muerte marca sólo un cierre, que hay que recordar los años de vida, la huella que ha dejado esa persona a su alrededor. Por eso en “Heart Of A Dog” hay pequeñas historias, relatos que pueden parecer anecdóticos o remarcarte quién eres, en qué crees”. Un film que llevó dos años y medio de preparación y en el que la gran Laurie Anderson ha volcado muchas de sus obsesiones personales y por sobre todo, mucha poesía textual y estética.